Autora: Laia Soler
Número de páginas: 320
Editorial: Puck
Año de publicación: 2016
Sinopsis: Una chica con nombre de princesa. Un chico que escucha a Sinatra.
Un pueblo perdido en las montañas. Un carrusel.
Tres secretos. Dos reencuentros inesperados.
Un amor. Una traición.
Y una noche de verano, la más mágica del año…
Así es la vida, una suma de momentos felices e instantes difíciles, de reuniones y despedidas, de amores y desengaños. No, la vida no es un cuento de hadas, pero… ¿Qué pasaría si conocieras un hechizo para que las carrozas nunca se transformen en calabazas? ¿Recurrirías a él? ¿O querrías saber lo que pasa después de la medianoche?
Un pueblo perdido en las montañas. Un carrusel.
Tres secretos. Dos reencuentros inesperados.
Un amor. Una traición.
Y una noche de verano, la más mágica del año…
Así es la vida, una suma de momentos felices e instantes difíciles, de reuniones y despedidas, de amores y desengaños. No, la vida no es un cuento de hadas, pero… ¿Qué pasaría si conocieras un hechizo para que las carrozas nunca se transformen en calabazas? ¿Recurrirías a él? ¿O querrías saber lo que pasa después de la medianoche?
Opinión personal
La pluma de Laia Soler es una a la que siempre estoy dispuesta a regresar. Me conquistó en el 2013, y desde ese momento me considero su fiel lectora y admiradora. Es por eso que, aunque haya pasado tiempo desde que se publicó, decidí finalmente leer este.
Nosotros después de las doce narra la historia de Aurora, una chica con nombre de princesa, y con tendencias a evitar involucrarse demasiado. Ella vive en un pueblo llamado Valira, un sitio en el que nadie jamás se atrevería a negar la existencia de la magia. Y ella, más que nadie, reconoce lo real que es. En su familia se encuentra la verdad tras el tradicional carrusel que hay en el lugar. Un secreto que es mejor conocer de primera mano a medida que pasan las páginas.
Una de las amigas de Aurora se marchó junto a su familia un par de años atrás, y ahora están de regreso, incluyendo a Teo, un muchacho que no es para nada como el de sus recuerdos, y no pasará mucho tiempo antes de que entre ellos dos surjan las chispas. Y es entonces cuando la protagonista conocerá el arma de doble filo que representa la magia.
"Vales más que mil coronas y mil castillos".
A través de las páginas, Laia Soler consiguió atraparme una vez más. Como dije al principio, su escritura me encanta. Tiene la particularidad de hacerte sentir demasiado, casi como magia. Su escritura es bonita: es delicada, suave y envuelve en cuestión de segundos. Además, la fuerza que le imprime a los personajes es de vital importancia.
Aurora es una chica que cae bien. Es lista, y aunque al principio de la historia es claro que la corriente es quien controla el rumbo de su vida, a medida que la historia avanza y los secretos se desvelan se convierte en una chica decidida, que sabe exactamente lo que quiere y lo que debe hacer para conseguirlo.
Teo, por su parte, es un chico dulce. Creo que esto es algo muy marcado en los personajes de Laia. Son tiernos, educados, decididos y valientes. Y aunque no es uno de esos personajes que uno llamaría perfectos, sí que es encantador. Sólo basta conocerlo para amarlo.
El abuelo de Aurora es pieza fundamental en la historia. Después de todo, es él quien ha enseñado a su nieta todos los secretos que Valira esconde. En cuestión de páginas se le agarra cariño. Además, hay otros personajes secundarios que, pese a que no es posible conocerlos a todos a fondo, lograron ocupar un pedacito de mifrío y amoroso corazón.
Aurora es una chica que cae bien. Es lista, y aunque al principio de la historia es claro que la corriente es quien controla el rumbo de su vida, a medida que la historia avanza y los secretos se desvelan se convierte en una chica decidida, que sabe exactamente lo que quiere y lo que debe hacer para conseguirlo.
Teo, por su parte, es un chico dulce. Creo que esto es algo muy marcado en los personajes de Laia. Son tiernos, educados, decididos y valientes. Y aunque no es uno de esos personajes que uno llamaría perfectos, sí que es encantador. Sólo basta conocerlo para amarlo.
El abuelo de Aurora es pieza fundamental en la historia. Después de todo, es él quien ha enseñado a su nieta todos los secretos que Valira esconde. En cuestión de páginas se le agarra cariño. Además, hay otros personajes secundarios que, pese a que no es posible conocerlos a todos a fondo, lograron ocupar un pedacito de mi
"Al final uno siempre acaba echando de menos cosas que ni sabía que tenía".
Pese en el libro el romance es muy importante, no quiero culminar la reseña sin decir que, además, tiene muchas situaciones, y muestras de lo fuertes que pueden ser otro tipo de vínculos, que me arrebataron el corazón. La relación que Aurora tiene con su abuelo es muy bonita, y la que tiene con sus amigos también lo es. Aunque siento que faltó algo, debo reconocer que esto último fue, en gran medida, lo que me hizo que me gustase más el libro.
"Olvidar nuestros errores o los malos momentos hace que nos olivemos también un poco a nosotros mismos".
A través de una narración tierna y delicada, Laia Soler escribe una historia que no le teme a la campanada de las doce, y que nos enseña que lo que sucede cuando el hechizo se ha roto, es incluso mejor.